«Siéntate y empieza a escribir»

«Siéntate y empieza a escribir» 
No sé la cantidad de veces que me he sentado delante del ordenador en los últimos meses y me he dicho a mí misma esa frase. Y sin embargo, ha pasado ya más de un año desde mi último blog. 

Nunca pensé que pasaría tanto tiempo sin escribir. 

Escribir forma parte de mí. De lo que soy, y de lo que quiero ser. 

Si tuviera que resaltar algo de mí misma, de lo que me sienta orgullosa, sería mi forma de escribir y de expresar lo que siento. Es un lugar de paz y seguridad para mí. Me define. Creo que cualquiera que me haya leído en alguna ocasión, podría reconocerme por escrito sin apenas dudar. 

Y, sin embargo, llevo ya más de un año sin escribir *NADA.

Un año que era propicio para escribir… en el que he tenido más tiempo que nunca para mí… en el que he vivido en lugares que en cualquier otro momento hubieran sido fuente de inspiración… un año en el que el mundo se ha parado, y a la vez ha pasado tanto… 

Cuando el Covid19 llegó a nuestras vidas, sin previo aviso y para quedarse durante tanto tiempo, arrasó con demasiadas cosas. El primer mes lo recuerdo como un desborde absoluto de emociones, y a la vez como el mayor de los bloqueos. Pero, poco a poco, nos hemos ido acostumbrando hasta a lo que no deberíamos acostumbrarnos. Nos hemos adaptado a un mundo nuevo y una vida extraña que nos separa y une casi en la misma medida. Hemos visto pasar días y meses asumiendo medidas y restricciones, exprimiendo nuestra energía hasta niveles a los que nunca habíamos llegado para dar lo mejor de nosotros mismos y estar a la altura. 

Y creo que, para poder seguir adelante sin perder la cordura y poniendo el foco solo en el aprendizaje y lo positivo, sin darnos cuenta, muchos de nosotros (o la gran mayoría) hemos bloqueado una parte de nosotros mismos. 

Fui consciente de ese bloqueo cuando me di cuenta de que no estaba escribiendo, y lo que escribía no me reflejaba. Así que intentaba forzarlo: «siéntate y empieza a escribir». 

NADA.

Eso hacía que me agobiara más. Y me dije «escribe sobre algo que siempre hayas escrito, que no necesite de mucha creatividad o profundizar» y me vino a la cabeza mi tradicional blog sobre los objetivos anuales. Y, como si hubiera abierto la caja de pandora, todo empezó a fluir dentro de mí. 

«¿Porqué tantos objetivos? Deja de exigirte.» Una de las cosas que nos ha enseñado este 2020 es que no podemos controlarlo todo, hay cosas que se escapan a nuestra comprensión y control, y cada uno llega hasta donde llega. 

No todos los días estoy contenta ni con las pilas al 200%; no soy la amiga, ni la prima, ni la sobrina, ni la trabajadora perfecta; no puedo preocuparme por todo y cuidar a todos; tener la casa siempre ordenada, las uñas bien pintadas, y cocinar comida sana. Y tampoco voy a escribir el blog perfecto. 

Creo que yo solita fui haciendo la bola más y más grande, pensando en que tenía que escribir algo super trascendente después de la magnitud de lo que hemos vivido, algo que no fuera ni muy negativo (no sirve de nada y no soy así) ni muy positivo (me hacía sentir culpable por aquellos para quiénes lo malo ha tenido más peso). Algo que «llegara». 

Y ¿sabéis qué? Este blog no nació así, no nació para eso. Este blog es lo que soy, es MI BATIBURRILLO, la mezcolanza de cosas que me pasan y se me ocurren por minuto… y no tiene que responder a las expectativas de nadie, ni siquiera a las mías. 

Así que hoy he dejado de exigirme. Me he sentado, y he vuelto a escribir!!!

Y he roto el maleficio 😉

*Sí hay una cosa que he escrito… CARTAS! A mano y con su sello, como toda la vida. Regalito del 2020.