«It’s over» es la expresión que se utiliza en inglés para decir que algo se acabó, ya pasó… que se terminó. Y no se si es porque ahora que estoy retomando el inglés me sale más fácilmente decirlo así, o es que la expresión suena menos dura… Pero me gusta más para contar lo que quiero contar.
Cuando una relación deja de funcionar (y no hablo sólo de parejas, sino de cualquier tipo de relación) cada uno reacciona a su manera. Hay quienes desaparecen y cortan todo tipo de comunicación con la otra persona y hay quienes insisten hasta desgastar lo poco bueno que quedaba. O quienes insisten y se salen con la suya retomando algo que muy posiblemente acabe en reproches poco tiempo después… Los hay que asumen el final y después de sufrir lo justo y necesario continúan con su vida de una manera sana y siendo capaces de quedarse solo con lo bueno y conservar una relación «cordial» o «cómoda» con la otra parte. Y los que por el contrario son superados por la tristeza y se sumergen en los recuerdos y lo que ya no volverá. Algunos creen que lo mejor es pasar página enseguida y conocer a cuánta más gente mejor, y otros piensan que deben permitirse un tiempo de transición hasta dejar paso al siguiente. Hay incluso quienes acaban salpicando con sus problemas a amigos comunes que dejan de ver a una de las dos partes por el bien de todos. Y los hay que se obsesionan y se quedan estancados en historias pasadas sin ver lo que tienen delante, o los que meten esas historias en una mochila que les acompaña eternamente saliendo a relucir cuando menos se lo esperan o frenándoles por el peso acumulado.
Pero cuando todo eso pasa, Y PASA, la sensación que sentimos es de alivio. No digo tristeza… ni alegría. Hablo de alivio. De una tranquilidad que hasta ese momento no te acompañaba, y cuya ausencia había llenado tus días de una locura que sólo aquellos que han estado en el mismo lugar entienden y de un vacío provocado por la falta de sueño, hambre, ganas de hacer cosas, de conocer gente e incluso de perspectiva. Hablo de soltar ese peso que te impedía seguir andando. Hablo de ese momento en el que sientes que el aire vuelve a entrar en tus pulmones, recuperas la energía, la claridad y hasta te sientes más ligero.
No sé qué es lo que hace que lleguemos a ese punto. Algunos dicen que el tiempo lo cura todo mientras otros se preguntan cuánto es el tiempo necesario. Hay personas que creen que hay que estar distraído, ocupar cada momento del día para no pensar. O quiénes aconsejan no escuchar música porque cada canción la van a relacionar con su historia, aunque en realidad no tenga nada que ver… (y hay taaaantas que nos autoaplicamos!!). Cada uno tiene su manera y su ritmo.
Pero lo importante es que llega un día en que vuelves a hablar con esa persona, o te la encuentras en la puerta de la oficina porque va a hacer una entrevista en tu empresa u os encontráis en la fiesta de un amigo común que no sabíais que teníais… y cuando ese momento acaba, te das cuenta de que eres capaz de decir IT’S OVER. Se acabó! Ya no sufro, no hay nervios, no me han temblado las manos, ni se me ha puesto un nudo en el estómago, se me han llenado los ojos de lágrimas, o se me ha puesto la boca como un corcho. Ya no! Simplemente estáis ahí y te das cuenta de que siempre formará parte de tu vida por lo que fue, y por lo que eres a raíz de esa relación… Y te alegras porque pasó. Lo recuerdas y disfrutas!!!
Porque se acabó… IT’S OVER!