Después de más de un mes sin escribir se me hace raro ponerme delante de un «papel en blanco». Tengo tantas cosas sobre las que me gustaría hablar, que se me acumulan y se convierten en un BATIBURRILLO… =)
Antes de irme a Guinea tenía pensado hacerle una especie de homenaje a mi padre, puesto que el 10 de julio hacía 10 años que se fue, y tenerle presente como tuve a mi madre hace unos meses. Quería hablar de María Belón, esa mujer espectacular a la que he tenido la suerte de conocer tan de cerca y que me ha enseñado tanto en tan poco… Y contar la definición que ella da de tsunami, que me parece tan acertada porque describe situaciones que todos vivimos de una manera u otra. La muerte de mi padre fue, efectivamente, el primer gran tsunami que arrasó mi vida y lo cambió todo. Y como dice María, fue un golpe que me llenó de heridas, de confusión e incluso asfixia que se propagaban por todo mi ser inundando cuerpo y alma…
Me ha enseñado que soy «resiliente» porque soy flexible y no me rompo en situaciones extremas, y como cuenta ella apoyándose en el poema de Facundo Cabral, puedo ser fuerte como el hierro «…Para templarlo lo bañan en agua helada. El hierro gime, se queja, parece que llorara. Pero después se convierte en martillo y en espada…»
Pero de repente, cuando estoy haciendo la digestión de todo esto, me voy a Guinea con un grupo de personas a las que no conocía de nada y resulta que me sumergen en una ola detrás de otra, haciéndome olvidar hasta el día en el que vivíamos.
He intentado «fotografiar momentos» como hago otras veces para poder contarlos después y que los compartierais conmigo…. y pudierais entender esta explosión (como dice Claudia) de emociones y sentimientos. Pero ha sido imposible, porque han sido tantos y tan especiales que cada uno que pasaba superaba al anterior.
Me traigo a 14 amigos, y a 1 un poco más conocido ya, que no sé si serán para toda la vida pero que desde luego han marcado el punto en el que me encuentro ahora. He vivido con ellos momentos irrepetibles, inigualables, únicos… que han marcado un antes y un después y me han aportado una perspectiva nueva. Vuelvo con energía renovada, tranquila, con una seguridad que hacía mucho que no sentía y la magia de haber compartido una experiencia que sólo nosotros entendemos y nos hace echarnos de menos de una forma hasta patológica pero que nos encanta! =)
Así que lo que empezó siendo una nota más nostálgica que otra cosa, acaba llevándome a un punto de FELICIDAD ABSOLUTA que no puedo dejar de agradecer tanto a María por haberme abierto los ojos a un pasado que me formó como la persona que soy hoy, como a mis 14 niños y pareja de Pimpinela (14+2 = familia) que me renuevan e ilusionan con energía inagotable.
Que grande eres ale!precioso ,da gusto cuando veo a la gente escribir sobre la aventura y sus impresiones mas personales,un beso enorme y sigue con esa fuerza siempre