Llevo mucho tiempo queriendo acabar de contar la historia de Guinea.
Empecé muy motivada, escribiendo paso a paso el proceso de la organización, todo lo que había ido sintiendo y aprendiendo, cada anécdota que vivimos… Pero llegó un día en que me estanqué y dejé de escribir.
Por una parte, porque el nivel de detalle al que había llegado era inmenso, y ya no me acordaba tanto del resto como para seguir en la misma línea. Ya no podía seguir sola y tenía que repasar fotos, el diario de Paloma, hacer preguntas… mucho más complicado que cuando me salía del tirón.
Y por otra parte, porque ese último año tuvo mucho de trabajo, pero también tuvo más de personal que los dos anteriores. Por lo que llegó un punto en el que se empezaba a hacer difícil continuar escribiendo sin mezclar lo que viví como responsable de voluntariado, y lo que viví como amiga/lo que fuese.
Y según ha ido pasando el tiempo se me ha hecho todavía más difícil retomarlo. Me he dado cuenta de que todo lo que llevaba escrito sobre Guinea tenía un toque de nostalgia, y lo escribía una Alejandra quizás un poco anclada en una historia que siempre estará vinculada a ese país, y a todos los que nos acompañaron.
Pero ya no soy esa persona. Cada vez escribo menos (porque no me da tiempo y estoy tan cansada que ni me inspiro), pero cuando lo hago siempre es desde un tono mucho más feliz, positivo y lleno de energía. Y precisamente por eso, echar la vista atrás me da mucha pereza. Me divierte más lo que está por venir…
Así que voy a terminar lo que hace mucho tiempo tendría que haber acabado. Sin completar lo que falta entre medias, sin escribir más capítulos como si fueran las páginas de un diario. Voy a ir directa al final.
Probablemente algunos no entiendan nada. Y habrá otros que entiendan demasiado. Pero ya no importa, es pasado. Sólo lo escribo para cerrar esa etapa y poder avanzar.

«Los últimos días de ese último año en Guinea fueron un avance de lo que vendría después. Una despedida en toda regla, bañada en muchas lágrimas, palabras duras, impresiones equivocadas…
Ellos, nuestros voluntarios, mis niños, cada uno desde su lugar y su forma de hacer las cosas disfrutaron y nos acompañaron como pudieron. Estuvieron al pie del cañón, con las emociones a flor de piel, intentando exprimir el tiempo que nos quedaba a todos juntos. Algunos desde la ignorancia, otros desde el conocimiento de la gran brecha que habíamos abierto entre nosotros.
Y llegamos a España.
Elegimos caminos distintos, dejamos atrás tanto… y lo poco que quedaba se fue rompiendo hasta convertirnos en lo que somos hoy; conocidos que una vez fueron algo más y compartieron una experiencia irrepetible, y que por lo menos a mí me marcó para siempre.»
Hay una canción de Maldita Nerea que creo que describe muy bien todo lo que sentí en ese momento, así que la comparto por si aporta más sentido.
[El último día que fuimos volvimos, me acuerdo bien,
sin cogernos de la mano
Sin buscarle los pespuntes a las bromas,
reprochándonos hasta lo que no fue.
Y el amor no tuvo mucho más que hacer, me acuerdo bien,
de las lágrimas de fuego que lloré.
Y ahora lo veo distinto…
El último día que fuimos volvimos, me acuerdo bien,
en asientos separados, con los ojos empeñados en no verse
con el frío anclado junto a nuestro pies
Y el amor no tuvo mucho más que hacer, me acuerdo bien,
de las lagrimas de fuego que llore
Y ahora lo veo distinto, diferente raro extraño
darlo todo por perdido,
separarse y no volver a verse en años.]
Ahora, varios años después, me quedo SOLO con lo bueno. Un grupazo de amigos/familia con los que he seguido compartiendo momentos llenos de risas, conversaciones interminables, viajes, ilusión, reencuentros, bailes, apoyo, cervezas, nuevos amigos, nuevos trabajos, más risas, abrazos, consejos, celebraciones…
Y en especial, APRENDIZAJE.

Todo lo que me hizo cambiar Guinea en nuestros 3 viajes, todo lo que me traje cada año, todo lo que he podido entender tiempo después, todo lo que he transmitido a otros, o todo lo que aplico en mi día a día, todo lo que me hizo pensar, todo lo que he descubierto sobre mí misma… sobre eso sí escribiré, porque es algo que forma parte de quién soy hoy y me encanta!!
Sobre nosotros… nada más. Está todo dicho.
(Y para tranquilidad de quiénes me leen y entienden, «está todo dicho» desde hace mucho tiempo… sólo que no lo había puesto por escrito y me lo debía!)
A mis guineanos… completaremos los huecos entre todos en nuestras próximas quedadas, prometido!!