Volver

Estos dos últimos meses he hablado mucho de este blog, y de lo muchísimo que me gusta escribir. 

Empecé en un trabajo nuevo a mitad de junio, y estoy conociendo a mucha gente bonita con quiénes estoy disfrutando de conversaciones en las que se nota el interés «real» por conocernos

Y, como parte de «conocerme» sin duda alguna entra este blog. 

Pero cada vez que veo que apuntan el nombre para buscarlo después, entro un poquito en crisis pensando en la cantidad de tiempo que hace que no escribo, o en cuáles fueron los últimos post que publiqué (¿Estarán a la altura?).

De vez en cuando «engaño» un poco publicando algo suelto, pero la verdad es que he perdido la costumbre. 

Nunca hubo una rutina, porque este blog nació con la intención de ser así, desestructurado, sin tema ni frecuencia establecidos… Sólo un reflejo del batiburrillo que soy, aunque sin parecerlo. 

Sin embargo, es una realidad que antes escribía mucho más

A lo largo de los últimos años he intentado explicarlo, o justificármelo… Que si era un bloqueo post-Covid o por mi propia autoexigencia, que si mejor que seguir escribiendo en un blog lo quiero convertir en libro, que si hay cosas ya muy vistas/leídas y no quiero caer en lo mismo que otros… Una larga lista de razones que no son tan reales. 

Verdades sólo hay dos: 

  1. Al principio escribía sólo para mí misma, ya que no tenía la menor expectativa de que nadie conociera este blog. Como conté hace no mucho, el batiburrillo empezó como una especie de diario en voz alta, un desahogo, y si alguien me leía o no me daba exactamente igual. Pero ahora soy plenamente consciente de que hay gente que no solo me lee, sino que lo espera. Y entonces entra a jugar mi inseguridad: «¿Les parecerá una idiotez lo que estoy escribiendo?» «¿A quién le va a importar mi opinión sobre este tema?» «¿Tendría que escribir sobre cosas más relevantes?» «¿Qué interés puede tener la letra de una canción que me gusta, o una anécdota con mis amigas del cole, o lo que ha sido destacable de mi último año, o mi última rayada sobre la amistad o un amor no correspondido?».
  2. La mayoría de veces, mi inspiración suele venir de un desborde emocional: o para bien, o para mal. Escribí sobre Romi y mi visita a Haití cuando mi admiración por ella era tan grande que necesitaba que todo el mundo lo supiera. Escribí después de la pandemia porque la tristeza y el miedo que había sentido eran tan grandes que pensar en que se nos pudiera olvidar me sobrepasaba. Escribo sobre el miedo cuando la indignación por la intolerancia y la falta de comprensión del mundo en el que vivimos me abruma. Escribo mis top10 anuales porque soy una afortunada que puede «elegir» sus 10 momentos preferidos del año porque ha habido más. Escribo cuando soy tan feliz, o estoy tan perdida, o confusa, o triste, o agradecida, o apasionada por algo, que necesito sacarlo de alguna manera, y quizás este es el espacio en el que más «escuchada» me siento. Sin réplica, sin juicio… Vomito lo que siento (perdón por ser tan gráfica) y me quedo nueva. Pero hace tiempo que mi vida es bastante tranquila y estable. No tengo esos «desbordes» tan a menudo como quizás los tenía hace años. O eso, o he madurado, jejeje. Y manejo mucho mejor lo que siento, de manera que no tengo que vomitar nada. 

Y, sinceramente, ni me puedo (ni quiero) olvidar de que estáis al otro lado, ni me apetece subirme en una montaña rusa emocional para estar más inspirada. 

Así que me he puesto a pensar: 

  • ¿Qué hago? 
  • ¿Cómo vuelvo a escribir? 
  • ¿Qué necesito?

He leído casi todos mis post anteriores y me he dado cuenta de  dos cosas: la primera es que este blog no sólo lo escribía yo, vosotros también participabais (porque así es mi vida, «yo soy porque nosotros somos«). Y la segunda es que fui creando una estructura en base a las cosas que me definían en ese momento: mi casa y todo lo que ocurría en ella con mis múltiples compañeros/as de piso, viajes, encuentros con personas queridas, momentos para fotografiar, organizaciones con las que colaboraba, recuerdos, cartas, canciones y frases que me inspiraban… 

Otra cosa que estoy sintiendo últimamente (sí, lo sé, pienso demasiado) es que, por algún motivo que desconozco, hace unos años me puse a mí misma en una especie de anestesia y he estado «sobreviviendo». Muy felizmente, pero sin ser yo al 100%. Y ahora me estoy reconectando con esa parte de mí que estaba más dormida. 

Por varios motivos, la verdad. Que serán tema de futuros post, jejeje. 

Pero os dejo un adelanto… Este año, en un momento muy concreto, tuve la suerte de recibir más palabras de cariño de las que hubiera podido imaginar nunca, que, sí, cómo decía antes; me desbordaron. Creo que tanto que, de vez en cuando, necesito volver a leerlas para seguir procesando… 

Y en muchas de esas palabras me he vuelto a ver. He visto a una Ale que me gustaba y de la que estoy orgullosa. A una Ale que me apetece volver a traer. 

El otro día, en una de mis nuevas conversaciones laborales, un chico me dijo «Me gusta la gente que escribe, porque eso significa que quiere compartir»… Y eso resonó en mi cabeza muy fuerte. 

Así que… sin prisa y sin pausa, he decidido repetir estrategia pasada, pero con el sentido que tiene hoy. 

Habrá cosas diferentes, habrá cosas que se mantengan… 

Pero en los próximos meses, el batiburrillodeale va a volver a coger forma aquí, en el blog (esta vez de verdad, que sé que no es la primera vez que lo digo). 

Y luego, ya veremos! 

Vuelvo, en el sentido más literal de la palabra!!!

3 comentarios sobre “Volver

  1. enhorabuena por reencontrarte!

    por cierto, igual te parecerá absurdo, pero cuando te leo, es con tu voz… tú hablas directamente en mi cabeza! Y me encanta esa sensación! Me alegro que retomes escritura! Ganitas de ti! bsks mil!

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