No me gustan las etiquetas.
Catalogar las relaciones o a las personas me parece complicado, simplista y la mayoría de las veces, un error.
Sin embargo, entiendo su utilidad; aportan información.
Nos sirven en muchas ocasiones para definir el vínculo que nos une con otras personas. «Mi mejor amiga de la universidad», «mi primo favorito», «no es mi novio, es sólo un ligue»… pero ¿no os pasa que a veces ni siquiera con etiquetas sois capaces de describir completamente esas relaciones?
Seguro que Pilo, si me está leyendo, se reirá al recordar «los círculos concéntricos de Ale». Creo que desde que era pequeña me cuesta encontrar definición para lo que siento por algunas personas de mi vida. No son familia, no son amigos, no son amores… Son mezcla, o más allá de todo eso. Son relaciones y sentimientos que me desbordan, que no comprendo, para los que no tengo palabras suficientes.
Hay personas que lo llaman energía. Otros hablan de química. Otros conexión o complicidad.
Algunas leyendas, como la del «hilo rojo» hacen referencia incluso al destino.
En Argentina hay una serie en la que llaman a estas personas «aliados».
Albert Espinosa habla en sus libros de sus «amarillos» o «diamantes».
Yo siempre he sido más complicada.
De pequeña/adolescente intentaba describir, a través de círculos concéntricos, que las personas de mi vida giran en órbitas a mi alrededor, más cerca o más lejos en función de la intensidad o continuidad de la relación, el vínculo pre-establecido o esperado/impuesto por el contexto…
Cuanto más lejos estaban, más número de personas cabían. Según se iban haciendo pequeños y acercándose a mí, disminuía el número. Y finalmente quedaba yo en el centro… pero no sola. En ese círculo sin barreras entraban aquellos con quiénes, sin explicación ni lógica posible, sentía una unión más allá de las etiquetas.
Luego me hice mayor, y un poco más loca aún. Y pasé a llamarlo «la teoría del click».
Sí, lo se, ahora mismo hay 9 guineanas (voluntarias/amigas que vinieron conmigo a Guinea, no guineanas de nacionalidad) aplaudiendo porque por fin la haga pública, jajaja.
Voy a intentar explicarlo aunque como decía antes, es bastante complicado y personal. Si alguna de ellas considera que me dejo algo, cualquier comentario es bienvenido.
Para mí, hay personas en la vida con las que simplemente, ENCAJAMOS. Hacemos «click» como cuando un imán se pega a una nevera, o una pieza encaja en un puzzle.
No necesariamente tiene que ser una pareja. Esa atracción se puede dar con amigos de toda la vida, con gente a la que acabas de conocer, compañeros de trabajo o algún componente de tu familia. Da igual… el denominador común es que es INEVITABLE.
A veces nos damos cuenta nosotros. A veces son otros quiénes lo ven.
Sientes que esas personas ven a través de ti. Y tú de ellas.
Os entendéis de una forma que sorprende, que no parecía esperarse por el resto, o que simplemente no se veía venir.
El tiempo no pasa, las conversaciones te llevan a temas que nunca hubieras imaginado tocar o hablar de esa manera, y las gracias producen más risas de las que nadie comprenderá.
Te recuerdan quién eres o quién quieres ser. Y te recargan de energía con los detalles más tontos.
Sentís que os conocéis de toda la vida, más allá de lo que os habéis contado con palabras.
Hacéis equipo. Y ese equipo funciona de una manera especial.
No hay vergüenzas.
No hay cansancio.
Se confía de una forma irracional, y todo fluye de forma inexplicablemente natural.
No se puede «trabajar», no se explica… simplemente, pasa.
Así que si sentís que hacéis CLICK con alguien (o lo perciben quiénes os rodean), ponedle el nombre que queráis, no importa, pero sobre todo… CUIDADLE
Es… ¡magia!